Y es que además de la necesidad de ese papá que nos guíe, apadrinado por el ejército como partido político con armas como lo califica Thays Peñalver, no hemos tratado de formar a individuos que se responsabilicen por sus acciones y donde el estado intervenga lo menos posible. Ya lo decía en mi libro “Venezuela desnutrida hacia el 2000”, publicado en 1990 por Alfadil Ediciones, cuando al final señalé: La única esperanza es la pequeña contribución que cada venezolano pueda hacer al reclutar cada vez más adeptos en la toma de conciencia y el rescate de viejos valores: la excelencia, meritocracia, creatividad y calidad que existieron en el pasado y que fueron sustituidos por la abundancia, el facilismo y el demagógico populismo e igualitarismo social”. Ese igualitarismo social que oculta o esconde la responsabilidad individual así como también silencia a aquellos que resaltan en su trabajo y acción individual. Y eso viene de políticas de izquierda porque en este país todos son de izquierda en mayor o menor grado, signifando ésta mayor participación del estado y del colectivo. Gracias por su excelente artículo Dr. García Mora.
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